Antonia nació con uno de los ventrículos de su corazón defectuoso, condición frecuente en niños con síndrome de Down y que repercute en el buen funcionamiento de sus pulmones. Recibió un tratamiento los primeros seis meses de vida, para evaluar el comportamiento del corazón y dar el primer paso a la anhelada cirugía de reparación de defectos congénitos, antes de los dos añitos; pues pasada esa edad, en la mayoría de los casos, la cirugía no surge el efecto deseado y la esperanza de vida se acorta a 12 años.
Después de una intervención de banding pulmonar, aplicado a pacientes con cardiopatías congénitas; Antonia recuperó el aliento y las fuerzas para su cirugía de corazón, que se realizó hace dos semanas y fue un éxito, su salud mejoró notablemente y hasta más sonriente se le ve. Al respecto, su padre, Luis Rojas Araya, quien se hospedó en la Casa de Acogida, mientras Antonia estaba hospitalizada y luego en recuperación; expresa su agradecimiento: “uno vive su propia tormenta y llegar al COAR es una ayuda valiosa más allá de lo material, porque es un lugar tranquilo donde descansar y recuperar fuerzas, y donde se genera una red de apoyo, ya que al conversar con los otros papás y mamás, uno se da cuenta que a veces mira todo en negativo, y ellos también tienen sus problemas y logramos ponernos en el lugar del otro, de apoyarnos entre todos. Es una tremenda ayuda, sin el COAR sería muy difícil acompañar a nuestros hijos con su enfermedad”
